Es
comprensible que le cueste cambiar de tema y que cuando lo hace no parece
seguir ningún orden lógico. Lenguaje literal.
La
clave está en darse cuenta de que su lenguaje es literal. Tanto en la comprensión
como en la expresión. Por ejemplo, la palabra AQUI puede referirse a la mesa en
la que estoy sentada, la habitación, la casa o incluso la ciudad o el país.
Dependerá del contexto de la conversación. Algunos niños interpretan “aquí”
como el entorno más cercano y hay que explicarles mejor que ese “aquí” puede
extenderse en el espacio a nuestra conveniencia.
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